Bullying es un término inglés con el que se hace referencia al maltrato entre iguales.
Pero, ¿qué es lo que se considera maltrato entre iguales o bullying?
Maltrato entre iguales o bullying es “toda acción reiterada a través de diferentes formas de acoso u hostigamiento entre dos alumnos o entre un alumno y un grupo de compañeros en el que la víctima está en situación de inferioridad respecto al agresor o agresores”
Las relaciones entre iguales en niños o adolescentes son fundamentales para su desarrollo emocional y social, pero también pueden resultar una influencia negativa en algunos casos.
El bullying es un fenómeno generalizado, se produce en todos los países y en todos los centros que se han analizado. Las edades en las que aparecen con mayor frecuencia estas conductas suelen ser de 11 a 14 años, y van disminuyendo conforme avanza la edad.
El acoso escolar en la actualidad va unido muy frecuentemente al ciberacoso o cyberbullying.
El cyberbullying es el uso de medios de comunicación digitales para acosar a una persona o grupo de personas, mediante ataques personales, divulgación de información de carácter confidencial o falsa… Con esto el problema se agrava aún más y abarca un mayor número de esferas de la vida de la persona acosada, creando una situación asfixiante y muy difícil de manejar.
¿Quiénes son los protagonistas del bullying?
- El agresor (bully), puede actuar solo o con apoyo del grupo
- La víctima, suele estar aislada del grupo
- Los compañeros, pueden ser observadores o pueden participar en las agresiones
Las formas de maltrato pueden ser de carácter físico (golpes, empujones, romper objetos de la víctima…), verbales (insultos, burlas…) y/o psicológicas (exclusión, ignorar…)
¿Cómo detectar si tu hijo está sufriendo bullying?
Algunas señales pueden indicar que está siendo víctima de acoso escolar:
- El niño o adolescente, repentinamente, no quiere ir a clase
- Disminuye su rendimiento académico
- Tiene falta de concentración
- Quiere cambiar la ruta o el medio de transporte para ir al colegio
- Tiene pocos o ningún amigo
- Los fines de semana mejora su estado de ánimo y el domingo aumenta considerablemente su tensión y nerviosismo
- Su lenguaje corporal: hombros caídos, mirada baja…
- Tiene arañazos y marcas de golpes en el cuerpo que no sabe explicar cómo se ha hecho
- Se muestra en general, muy irritable, irascible…
- Pierde con frecuencia objetos personales
- Cambio repentino en su comportamiento
- Llora con facilidad
- Tiene menos apetito
- Tiene problemas para dormir
¿Cómo detectar si tu hijo está siendo acosador?
Para detectar si tu hijo está acosando a otros, éstas son algunas señales que pueden hacer saltar tus alarmas:
- Le gusta dominar a los demás
- Es muy impulsivo
- Le gusta ganar siempre y no soporta perder
- Le falta empatía, es decir, no tiene facilidad para ponerse en el lugar del otro y entender lo que está sintiendo
- Muestra poco remordimiento o ninguno con sus comportamientos negativos
- Tiene pocas habilidades sociales
- Presenta dificultad para seguir las reglas
En muy pocas ocasiones el niño que está sufriendo acoso es el que pide ayuda, son los adultos (padres o educadores) los que suelen percatarse del problema. Hasta que esto ocurre, desgraciadamente, suele pasar demasiado tiempo. Por eso tenemos que estar atentos a cualquier señal que nos pueda indicar que un niño está sufriendo este tipo de abuso para buscar una solución lo más pronto posible y que no se produzcan secuelas. También los pediatras deben indagar cualquier indicio que observen cuando el niño acude a revisiones o consultas. Desde el centro escolar, por supuesto, se debe detectar el caso, buscar soluciones, evitar confrontaciones…
Los compañeros espectadores del acoso escolar son también protagonistas importantes, los métodos desarrollados para acabar con esta lacra pasan en la actualidad por otorgarles un papel fundamental. El famoso método finlandés KIVA (acrónimo de palabras finlandesas que significa contra el acoso escolar) y el TEI (tutoría entre iguales) creado por Andrés González Bellido otorgan gran importancia al poder del grupo para no favorecer y dificultar que esas conductas lleguen a producirse.
En muchos casos resulta imprescindible la ayuda de profesionales de la Salud Mental tanto a los niños como a las familias involucradas.
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