El estrés no es una enfermedad, ni algo que vencer, como se escucha con frecuencia. En palabras del doctor George S. Everly, es un “proceso de mediación” entre una situación en la que hay dificultades de adaptación y la respuesta definitiva que el individuo estructura ante ella. Es decir, el estrés lo forman las estrategias que pones en funcionamiento para ajustarte en un conflicto adaptativo.
La época en la que vivimos se ha denominado en numerosas ocasiones “la era del estrés”. Es éste un concepto que forma parte de la manera en la que vemos el mundo. De todos modos, aunque el término surge a comienzos del siglo XX, es una idea muy antigua la de que los factores ambientales influyen en la salud de las personas.
Cierta ansiedad es necesaria. Cumple una función de adaptación que te permite seguir con vida en muchas ocasiones. Por ejemplo,ante un peligro, te ayuda a salir con éxito.
Sin embargo, cuando mantienes un alto nivel de ansiedad durante demasiado tiempo o se activa ante estímulos no amenazantes, empieza a ser perjudicial y no cumple su función.
Llamamos estresor a aquello que puede dar lugar a un problema de adaptación. Llamamos estrés a la respuesta a esa situación.
Entonces, ¿existe un estrés positivo y uno negativo?
Sí, el positivo es el que vives como situación estimulante (eutrés). El estrés negativo, indeseable, es a lo que llamaríamos propiamente estrés.
Evolutivamente estás bien preparado para el estrés agudo, es decir, para poner en marcha la huida o la lucha si aparece un peligro que te amenace. Es el que surge cuando vas cruzando una calle y aparece un coche a toda velocidad y te ves obligado a correr para evitar ser atropellado.
Pero hay otro tipo con un origen básicamente social y muy relacionado con la compleja sociedad actual: el estrés crónico. Para este segundo tipo de estrés ya no estás tan preparado, al menos en términos evolutivos, y es el más peligroso para tu salud. Todo esto lo cuenta muy bien Robert M. Sapolsky en su famoso libro “¿Por qué las cebras no tienen úlcera?”
¿Qué factores modulan el estrés crónico?
- las características de los estresores: intensidad, tiempo de exposición, origen…
- las respuestas de la persona, es decir, el grado de autoestima, la evaluación que realiza de la situación estresante, el tipo de afrontamiento (buscar soluciones, tomar una actitud defensiva…), el apoyo social con el que cuente…
Existen numerosos estudios que confirman la existencia de una relación entre el estrés y determinadas enfermedades. Con excepción de las situaciones traumáticas, los efectos patológicos parecen estar principalmente relacionados con el estrés crónico.
¿Cómo puedes conseguir disminuir el estrés crónico?
- Actúa sobre los estresores, es decir, evita en lo posible exponerte a los agentes que te provocan ese estrés.
- Cuando el primer punto no es posible, cambia la forma en la que percibes los estresores (las situaciones que te provocan estrés). Cambia lo que piensas sobre ellos y empieza a mirarlos de otra manera, menos amenazante.
- Si todo falla y te ha surgido la respuesta de ansiedad, mantén conductas saludables. Dieta adecuada, ejercicio físico, practica relajación, busca grupos de apoyo, realiza actividades interesantes…
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